Hay algunos torneos que pasan a la historia tanto por los equipos que los ganan como por los que se quedaron en la orilla. La Copa Mundial de la FIFA Alemania 1974, por ejemplo, es mundialmente tan recordada por la efectiva Mannschäft de Franz Beckenbauer como por la Naranja Mecánica de Johan Cruyff.

Sin llegar a ese extremo y por motivos distintos, la edición 2009-2010 de la Liga de Campeones de la CONCACAF comparte esa particularidad. Por supuesto, el triunfo del Pachuca, el cuarto en ocho años, resultó un extraordinario colofón para el torneo, pero los encabezados fueron compartidos por la derrota de Cruz Azul, que significa su quinta caída en una final en distintos torneos en los últimos dos años.

Dominio aztecaA diferencia de la edición anterior, en la que escuadras como el Puerto Rico Islanders y el Montreal Impact sorprendieron al continente con sus arrojadas actuaciones, el calendario actual no arrojó demasiadas sorpresas. Los cuatro grupos de la fase inicial fueron dominados por los poderosos equipos mexicanos, que también superaron sin mayores agobios la fase de cuartos de final para llenar todos los cupos de las semifinales.

Pero más allá del predominio azteca, la revelación de la competición fue el Árabe Unido panameño, que logró clasificarse a la segunda ronda a expensas del sólido Houston Dynamo de Estados Unidos y los salvadoreños del Isidro Metapán. Sin embargo, en los cuartos de final los canaleros se encontraron con el Cruz Azul, que no tuvo piedad para asegurar su boleto a la siguiente ronda (3-0, 1-0).

Así, la penúltima ronda portó los colores verde, blanco y rojo, pero también el azul, que comparten Pachuca y Cruz Azul, que derrotaron con todo merecimiento a sus compatriotas de Toluca y Pumas para asegurarse un puesto en la antesala del Campeonato Mundial de Clubes de la FIFA Abu Dhabi 2010.

Triunfo acostumbrado, derrota repetidaLos dos equipos llegaban en circunstancias totalmente dispares. El Pachuca se ha acostumbrado a ganar en los últimos años. En instancias decisivas, los Tuzos son casi invencibles. En cuatro ocasiones han disputado finales de la CONCACAF y las han ganado todas, además de la Copa Sudamericana de la CONMEBOL, donde se coronaron en 2007.

Mientras tanto, el Cruz Azul llegaba con un lastre muy pesado. Los celestes habían sido protagonistas de todas las competencias que disputaron en los últimos dos años, hasta el momento de dar el paso final. En cuatro ocasiones se habían quedado en la orilla: tres en los torneos locales, Clausura 2008, Apertura 2008 y Apertura 2009, y una más en la edición pasada de la Liga de Campeones de la CONCACAF.

Y, por 180 minutos parecía que lograrían dejar de lado la historia y romper al fin la maldición futbolística que los había perseguido en los últimos tiempos. Tras haber ganado 2-1 en la ida en el Estadio Azul, cuando el reloj digital del partido de vuelta en el Estadio Hidalgo marcaba tiempo cumplido, los cruzazulinos mantenían el 0-0 que los hacía soñar con la ansiada vuelta olímpica.

Pero los partidos no terminan hasta que el árbitro silbe el final y las inercias no son tan fáciles de sacudir. En el segundo minuto del tiempo añadido, el paraguayo Édgar Benítez recibió un pase de Damián Álvarez en la media luna y, tras darse la vuelta mandó un disparo fulminante que sorprendió al portero celeste Jesús Corona. Gol y nuevo título del Pachuca. Llanto y un subcampeonato más para el Cruz Azul.

Con este resultado, el Pachuca amarró su tercera participación en la Copa Mundial de Clubes de la FIFA, su asignatura pendiente. Los Tuzos nunca han sido capaces de superar la cuarta posición en el máximo escenario planetario, que se convertirá en su gran objetivo en el segundo semestre del año.

Al Cruz Azul no le queda más que tratar de descubrir el remedio para esta insólita sequía que vacía los corazones celestes. Ya lo decía el técnico Enrique Meza al terminar el partido. “Estamos hartos de los subcampeonatos. Hay una gran amargura, pero esto no se acaba aquí. Cruz Azul está vivito y coleando, tenemos que levantar la cabeza”. Más claro, imposible.
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