miércoles, 26 de mayo de 2010

Deportes y algo más; el que se pica nos dá la razón...!


Como en ninguna ciudad del mundo, más invasiones y para envidia de varias autoridades Ilo festeja su Aniversario con cuatro serenatas; El Presi Regional Beto “Jamocho” con mucho amor divierte a la población en la Concha Acústica, con colorida feria artesanal y venta de productos, más peleas de “cornudos” al estilo mero, mero,
el Alcalde “Pocho”, para el sonado y soberano gallo a la Provincia usa el polvoriento campo al costado de los olorosos tanques de Petro Perú, que aún siguen mareando a los vecinos, a los estudiantes “Mechitos” y “Luchitos”, pobrecillos algún día no muy lejano habrá soluciones y no mecidas, previa aceitada, es una especulación tirando a la verdad; entre tanto los ileños de pura cepa llegados desde lejanas urbes, 
se reúnen en la Sala de la Casa, como debe ser, valgan verdades a quedado reducida; pero no es pretexto para encontrarse con los numerosos coterráneos, para hacer un salú con rico Coñac directo del Grifo, para luego desaguar a espaldas del Templo San “Jero”, la Casa Cural, calles aledañas; mis pesares Padrecito Wil Obregón, éste año también hubo bulla en Nuevo Ilo, con el Príncipe Héctor León; 
perdón con Sandino organizado por Rolo Fuentes; parecer ser pro bolsillo porque la Loza Deportiva fue cerrada con cualquier cantidad de esteras; agrego el bailongo Pacochano que de paso no tuvo “Rating”, tal como lo manifiesta mi descubierta “Datera”… El suceso triste y lamentable sucedió al caer la tarde, cortesía de la terquedad de un par de picones criadores de toros para Peleas: 
“Mi toro es mejor,… no el mismo es campeón, que pelean para mostrar quién es quién, que los traigan, que los traigan, que los traigan… Noo ya no se ve, prendan las luces… No hay para el candil menos habrá para reflectores”… Los astados se mecharon a tanta insistencia; uno arrugó, buscó la salida en peligrosa estampida, gracias Padre Bueno la gente gritó sálvese quien pueda; menos una yegua, pobre pagó pato, el mastodonte lo dejó con el “mondongo” colgando hasta recibir el golpe de gracia en presencia de su afligido dueño.

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