viernes, 15 de julio de 2011

After Party: Cuartos y enteros

La actuación de Perú en la Copa América deja varios aspectos positivos, sin caer en el triunfalismo. El criterio de Sergio Markarián para tomar ciertas decisiones ha allanado el camino para la selección con miras al partido del sábado. 

NO HAY QUE HACER OTRO AUTOGOL. Sí, estimado lector, probablemente a todos los peruanos que estaban presenciando el partido contra Chile, les dolió perder aquel encuentro de manera tan ridícula -y tan acostumbrada-: autogol al último minuto. Sin embargo, en aras de respaldar este proceso, que aquel balón haya chocaco en André Carrillo debe quedar en la anécdota y no ser un punto de juicio sobre el trabajo que viene haciendo Sergio Markarián. Lo importante en este momento es separar lo emocional de lo racional y analizar los temas que si merecen una reflexión más que el resbalón de Christian Ramos o las dudas de Salomón Libman.

LA MESURA HIZO LA FUERZA. En el minuto 89 del Paraguay-Venezuela, Perú quedaba como mejor tercero y Venezuela clasificaba como segundo mejor tercero. Luego, a los 90’, el gol de ‘Miku’ Fedor cambió los roles de ambas selecciones en la clasificación. Finalmente, el cabezazo de Grenddy Perozo en la agonía del partido decretó a la ‘Vinotinto’ como segundo, devolvió a Perú a su posición original y a Paraguay lo definió como el otro tercero clasificado. Por todo ello, es elogiable que Sergio Markarián haya decidido guardar 9 jugadores para el partido de cuartos, mientras otros especulaban si iban jugar con el primero del B o el segundo mejor tercero del Z.  Perú cosechará el sábado algún tipo de fruto, por mínimo que sea, por haber hecho el mejor de los cálculos previos, ya que Markarián entendió que no había forma de estimar con quién jugaríamos así que hizo lo mejor que estaba a su alcance: reservar fuerzas, que es algo que iba a servir para jugar contra Colombia, Argentina, Brasil o Marte.

UNA DERROTA QUE NO RESTA. Aún sin aquella jugada desafortunada de Carrillo, Perú habría terminado como mejor tercero debido a los resultados que se dieron después. El rival en todos los casos termina siendo el mismo: Colombia. Nadie va a negar que los cafeteros son un rival durísimo -vaya si no lo hay en esta Copa-, pero no es el anfitrión que va a enfrentar Uruguay. Pero más allá de los números, que van al baúl de la estadística, lo más rescatable del encuentro no son las gambetas ni los yerros de Josepmir Ballón frente al arco rival, sino que el partido permitió que Perú logre algo que hace mucho no conseguía: mantener una idea de juego más allá de los nombres. Cambiaron nueve y la propuesta se mantuvo inalterada, algo impensable, por ejemplo, en el "proceso" Del Solar.
PRIMER ACTO DE MAGIA. Lo que se destaca principalmente de Sergio Markarián es su racionalidad y toda la de su comando técnico. El ‘Mago’ tiene razón total al molestarse con la prensa chilena por lo del “ratoneo” y los rótulos que son absurdos en una Copa en la que los que atacan con tres, como Brasil, Argentina o Uruguay, sufren para ganar, y más bien los que atacan con uno, como Colombia o Venezuela, son contundentes. Más allá de las razones tácticas para la funcionalidad de una u otra propuesta, es mezquino criticar a técnicos que buscan construir equipos de atrás para adelante sabiendo que, en toda su historia, sus falencias han estado en la zona posterior. Que las figuritas no brillen y los grandes no goleen no es excusa para señalar con el dedo y ser categóricos -pecado en el fútbol- con los entrenadores.

SEGUNDO ACTO DE MAGIA. Haya sido visceral o cerebral, todo la bullagan que armó el ‘Mago’ por lo del “ratoneo” tuvo un efecto colateral positivo para el entorno de la selección. La explosión de Markarián en la conferencia de prensa sirvió para desviar toda la atención de la prensa hacia él y evitó  que los criticones de siempre estén estos tres días rajando de Carrillo, bajoneando a Corzo, y molestando a Libman. Dicho sea de paso, parece que, para algunos periodistas, el único demérito de jugadores como el mencionado Corzo o Renzo Revoredo sea el hecho que no son aquellos peloteros de barrio, humildes, etc. Para ellos, el único que valió en el partido ante Chile fue Willian Chiroque -más allá del altísimo nivel del ‘Periquito’- por su alma de gambetero. En fin, lo de Markarián, queriendo o sin querer, fue una jugada maestra.

HACIA ARRIBA NOMÁS. Dentro de todo, lo más importante de esta primera fase es que el fútbol peruano ha comenzado a recuperar el respeto internacional que había perdido ya del todo con la humillante campaña de la última Eliminatoria. La oncena nacional ha comenzado a sonar en todas las cadenas grandes y si bien eso no asegura el éxito, si habla de un buen trabajo con algunos resultado. Y puede seguir recuperándose aquella imagen más ahora: todo lo que queda es para sumar, no hay opción de que nada reste.

TOMADO DE: http://dechalaca.com

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