Casi toda la mañana del Miércoles pasado, el tramo entre
Montalvo y Camiara se vio invadida por el rugido de los potentes motores de
camiones, camionetas, autos y unas motos que solo fue de muestra que pasaron
las candentes pampas, donde los vehículos enrumban a Ilo; allí el Gobierno
Regional a través de la Subregión Ilo, instaló toldos los mismos que fueron
usados por la gentita que se animó a solearse un poco, con el único propósito
mirar el paso de cada uno de los famosos competidores quienes hicieron sonar
sus bocinas en agradecimiento al cariño mostrado por el escaso público, que
desde tempranas horas se posicionaron en dicho lugar donde una tía se llevó
tremenda pierna de chancho para preparar unos sabrosos y algo caros
“sanguchitos”; entendible porque tenía que sacar al menos los gastos del
transporte a diferencia de la primera edición que faltó de todo; son otros
tiempos… La falta de información por parte de los responsables moqueguanos;
hizo que muchos no hayamos disfrutado de tan importante competencia; a
excepción de quienes tenían tremendos “carrazos” con fierro a fondo se fueron
por la zona de Locumba para mirar la largada especial; otros, como era natural
se las picaron a Ite y Boca del Río punto de llegada; para después arrancar
rumbo a Chile… Vi a familias completas en el Cruce; lástima que a la abuelita
lo dejaron sentadita en la maletera y la pobre a las justas escuchaba solo el
rugir de las máquinas; mientras a unas ricuritas les faltó manos para enviar
besos volados a los intrépidos “Cañas” que respondieron con amabilidad el
gesto… Éste simple mortal quedó lelo al ver la tremenda logística que moviliza
el Dakar buses completos y especialmente acondicionados, seguían de cerca a los
camiones; otras camionetas se iban repletas de neumáticos de recambio; en otras
palabras es un deporte para billetudos.
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