Diría que son escazas las
oportunidades que uno tiene para destacar las cualidades de un ser humano; más
aún decirles personalmente y que mejor en público cuando aún se está en vida;
sin menos preciar absolutamente para nada las sentidas palabras de despedida,
antes de que los restos mortales ingresen al oscuro sepulcro; digo esto luego
de oír las expresiones vertidas en el campo santo por la familia, amigos y
compañeros de trabajo del apreciado Juan “Pingue” Amesquita quien ya goza de la
paz y tranquilidad eterna, teniendo en consideración la calidad de persona que
durante su efímera estancia en la tierra; no lo digo yo sino la gentita que
estuvo más próxima al futbolista que quizá soñó con emigrar a tierras gauchas,
tal como lo afirmó Kike Moreno, dirigente de larga data en el balompié porteño;
quien compartió seguro gratos momentos con “Carbonel” en la tradicional Urba
Ilo sede del Atlético Ileño, fruto del esfuerzo de la familia Amesquita – Cruz;
sin obviar el esfuerzo de muchos celestes… La amistad verdadera no se da de la
noche a la mañana; sino que se cultiva con el pasar de la vida; y aquí debo
contradecirme un poquito; cuando en los momentos de felicidad o tristeza uno
recibe una palabra de aliento o un abrazo sincero que vale mucho más que las
cosas materiales; que al también son bienvenidas; pero a veces da cosas
plasmarlas en hechos reales… Uno tiene que amar demasiado para gritarlo con voz
entrecortada y con los ojos lubricados por el llanto; para decir un hasta siempre
al amigo, hermano o simplemente conocido; pero por esa calidad humana, detalles
poco conocidos para una gran mayoría e invita a seguirlo; debo reconocer la
fragilidad del Juanito Gaspar Murriel, del poeta Leonel Villanueva, compañeros
de trabajo de las obras municipales y el desaparecido Entel Perú; Nino seguirás
vivo en el recuerdo de muchos.
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