Disfrutando de un humeante vaso
de café algo cargado, al interior de la sede del Fútbol de Menores; me
deleitaba con la amena narración del balompié de antaño contado por dos
caballeros de la dirigencia deportiva actual me refiero a mis tíos Quique Briceño
y Brisick Arana quienes tuvieron el privilegio de gozar esos partidos que se
jugaban en campo de tierra uno al pié del Misti y el segundo en éste apacible
puerto, dueño de una rica historia futbolística que debe prevalecer siempre,
gracias al Bío tipo de jugadores que tiene atribuido a la maravillosa
alimentación de los padres; los cuales daban cuenta del mejor pescado y sanos
productos del rico valle algarrobeño; hoy los nutritivos productos
hidrobiológicos marinos casi son cosa del pasado; algunos por su extinción y
los que sobreviven en su hábitat natural; pero no a la pericia del pescador
cuestan un dineral… Con solo escuchar los relatos podía imagina, cuando las
familias enteras acudían a deleitarse con los goles en la cancha donde ahora se
levanta la Urbanización Marítimos; es que en esa oportunidad no se habían
masificado los aparatos de televisión que transmiten las competencias
deportivas como el mundial de fútbol o los entretenidos encuentros del balompié
cholo; tampoco los viajeros se trasladan ahora en lentos barcos a vapor, como
si lo hacían en el pasado y es por eso que muchos jugadores de esa época
bajaban a la tranquila caleta; mientras los marinos cumplían sus labores de
rutina y de paso se aprovisionaban de alimentos para seguir su larga ruta…
Contaban al detalle de muchas figuras del fútbol que brillaron en estos campos
en la capital y hasta la Argentina; prometo dar cuenta de eso más adelante;
resaltando sus cualidades y porque en ese entonces quizá no picaban tanto,
menos pedían maletín cerrado para jugar solo los primeros partidos y arrugar el
resto.
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