Tardará mucho tiempo
acostumbrarme a escuchar el descontento cotidiano que tienen algunos vecinos,
sobre la responsabilidad edil unos con algo de razón y el resto que ni siquiera
cumple sus obligaciones, en los lugares o actividades que suelo asistir; pero
vaya usted a ver cada exigencia que hacen como si el poco sencillo que entra a
las arcas municipales se pudiera comprometer deliberadamente; es cierto varias
autoridades lo han hecho en su oportunidad y ahora, como era de esperarse
tienen serios problemas con la justicia; para remate todavía ganan las
contiendas electoreras, estando, denunciados, sentenciados y hasta entre rejas…
Un saludo a mi amiga “Waldir” en los goles del “Pez Gordo” donde al que igual
que Miramar juegan los disputados encuentros de la rueda de liguillas unos
buscan el Título y otros para no caerse del campeonato que tiene muchos
seguidores que las pichanguitas oficiales que se juegan casi a graderías vacías
en el estadio Mariscal, salvo la presencia de algunas bellas chicas de la
universidad que estuvieron allí, alentando a sus jugadores que tuvieron la
oportunidad de apabullar al incompleto y desanimado equipo del Peñarol, con un
poquito más de esfuerzo terminaban el torneo con tres puntos; será para otra
oportunidad y ojalá el almita de curita Chipoco ayude a retornar a Primera
División en los años venideros… A propósito; decía mi tío Quique Briceño que en
varias oportunidades vio al padrecito posicionarse en el arco y vaya que lo
hacía muy bien o será, que evitaba los goles con ayuda divina; puede ser, puede
ser; es que los sacerdotes no son ajenos a la práctica deportiva y seguro, en
el más allá seguirán haciendo lo mismo, tal como me lo han confirmado en el
presente año dos personas que tienen una vida terrenal pacífica e hicieron un
fugaz periplo por los escenarios de la eternidad.
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