Navidad, Navidad… Hoy es Navidad; festividad que ha perdido
la esencia, de paz, tranquilidad, armonía, para convertirse en un dolor de
cabeza; porque la principal preocupación es la falta de billete para comprar el
ansiado juguete que dará felicidad momentánea al niño; endulzar por un rato la
amarga realidad con un pedazo de biscocho y un poco de agua con unas gotas de
leche y una pizca de chocolate…
En esta fiesta ciertas autoridades tranquilizan
conciencias, entregando juguetitos de a luca a gente necesitada que hace largas
colas, en pleno sol y a costa de su preciada vida, tal como sucedió en estadio
chimbotano, donde una viejecita murió pisoteada…
Es cierto, leal “Tomasita”; aún
quedan verdaderos cristianos que viven el evangelio a plenitud y comparten de
corazón lo que Papá Bueno les dio a manos llenas, por su esfuerzo y trabajo, nadie
obtiene dinero fácil, salvo los malvados extorsionadores y ladrones que quitan
a familias más pobres hasta lo no tienen, causando profunda desesperación y
desesperanza, solo clamando justicia divina, porque la terrenal es cien por
ciento corrupta, de lo contrario nuestra sociedad respiraría aires de
tranquilidad… 
Mi engreído Diego Silva
Guanilo, goleador ileño que lo sudó en el Cusco y Juliaca, junto a sus orgullosos
padres Santiago y Consuelito, hermanos Andy, Aldo, Lore y hasta la futura
cuñada Olga, dejaron su cómodo Barrio Episa para empolvar las “tabas” en el
Comedor Popular de Villa La Libertad en la populosa zona pampeña; allí el ídolo
altiplánico compartió con más de 200 niños y sus mamás un agradable chocolate
más su tremendo chancay;
luego los pequeñines recibieron su regalito; algo es
algo y si lo entregan con amor y cariño Papá Bueno será generoso todos los días
de su fructífera vida; además el Diego Episeño me contó que le tiene varias
arruguitas al Cristo de Pachacamilla; lo de la Pampa solo fue un a cuenta,
laaaaarrrga vida goleador, así se hace patria…!
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