Mientras la mayoría de
campeonatos deportivos han expirado; aprovecharé la oportunidad para darme una
vueltecita más por la Playa Pozo de Lizas; donde no priorizaré los refrescantes
chapuzones; sino más bien sensibilizando a todos los bañistas para que aprendan
a cuidar lo que a todos nos pertenece y si no lo cuidamos, en cualquier momento
será imposible disfrutar de la fresca agua marina y la suave arena, gracias a
los montones de basura que dejamos al final del día playero… El pasado viernes
antes del medio día tuve la oportunidad, como simple y hasta para algunos un
inoportuno “metiche”, participar en una amena reunión con la gentita de la
Municipalidad, los restauranteros cuyos “jaladores” poco les falta para ir casa
por casa en la ciudad o fuera de ella obligando a los habitantes para que
consuman en su stand; no se quedan atrás los alquiladores de sombrillas y
toldos; hasta donde los abastecedores de chelas les llevan comida en platos
descartables los cuales quedan regados, sin reparo alguno; mejor no sigo porque
me pueden denunciar por atentar contra los diablitos; que tienen más de
voluntad y predisposición para mejorar en muchos aspectos; como por ejemplo la
buena atención y el trato excelente al “veranero” en coordinación con el
Gobierno Local; que tiene todas las facultades para realizar prohibiciones, las
cuales daría un duro golpe a la irrisoria economía de la provincia; valgan
verdades hay cientos de personas que se ganan alguito en la estación veraniego
expendiendo sus productos; por lo tanto, de nosotros y solo de nosotros depende
sostener por buen tiempos esos ocasionales ingresos, teniendo en consideración
que en las playas limeñas ya están pensando en multar a los “bañistas”
inconscientes, que no al parecer no saben que significa limpieza; por botan sus
desperdicios donde mejor les parece.
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