El pasado viernes y al interior
de una incómoda combi, me hicieron conocer la súbita muerte del archi conocido
“Belaúnde”, confirmación hecha apenas terminé de cruzar la transitada avenida
Lino Urquieta, donde solo se hablaba del popular personaje de nuestra comarca,
especialmente en el Mercado Pacocha donde laburaba durante el día, donde
también un incómodo rincón de dicho Centro de Abastos lo cobijaba del calor y
del frío, hasta su partida al más allá; que por ningún motivo me corresponde
cuestionarlo por qué y cómo fue; pero si destacaré su peculiar participación en
una serie de acontecimientos, programados a lo largo de año, como por ejemplo
los desfiles festivos, procesiones, pasacalles, ceremonias bailes y hasta su
presencia esporádica al interior del estadio Mariscal Nieto, cuando allí se
jugaba un partido trascendental… No me ocupo vanamente de nuestro colorido
personaje, que también tuvo sus momentos y momentos como cualquier mortal; pero
al momento del viaje final se destacan sus cualidades positivas y eso, es
bueno; a él siempre lo recordaré como el animador y bailarín, seguro se lo
extrañará en las próximas actividades de esparcimiento y recreación de Vida
Saludable que se lleva a cabo en el Malecón Costero; mezclándose con la gentita
de la eterna juventud que se mueven muy bien al ritmo de la pegajosa música
participando en las sesiones de aeróbicos… Lo que si me molesta de sobremanera
escuchar a ciertos intolerantes, más zafados que nuestros personajes que
deambulan por las céntricas calles; que por ausencia de sus seres queridos o
porque no hubo la oportunidad de revertir ciertas enfermedades hoy los vemos en
esa situación; siendo la burla o mofa de ciertos infelices; esos que no quieren
reconocer los desdichados que deben ser y quizá no esté muy lejos de ese grupo al
ser un mortal.
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