Hoy es Navidad, fiesta universal
transformada en comercial, tal como se puede apreciar en las tiendas y centros
de abastos del orbe más las bodeguitas de los pueblos jóvenes e invasiones que
con el derecho que les asiste también ofrecen sus productos ganándose
honestamente su sencillito a diferencia de los gigantes del comercio; esos que
te hipnotizan con sus productos hasta que quedas ensartado por el resto del
año… Después de todo es voluntad y decisión personal, allí no me meto cortesía
de amargas experiencias en el pasado; dicen que la venida del Salvador a éste
mundo, nos debe traer alegría, paz, amor, comprensión, tolerancia, justicia,
desprendimiento, sencillez, humildad y servicio al prójimo; eso no se toma en
cuenta gracias a la agitada vida que uno tiene, pero como siempre afirmo hay
raras excepciones y de ellos será el Reino Eterno… Los ajetreos y
responsabilidades propias de la ocasión, como que me han hecho cerrar las
puertas al Espíritu Navideño; el que siempre lograr ingresar por una ventana
mal cerrada de mi ser; permitiendo hacer una reflexión interior acerca del
Todopoderoso el cual se hizo semejante a nosotros, demostrando su infinito amor
del cual ni enterados estamos será por eso que no lo tomamos en cuenta; sin
temor a equivocarme en más de un feliz hogar anoche la prioridad fue la
algarabía, los abrazos, los regalos, el brindis, la comilona y del pobre Niño
Jesús nadie se acordó; a pesar del esfuerzo por armar un colorido y hermoso
pesebre, de solo imaginar las condiciones en que nació Cristo se me erizan los
pocos y canosos rulos que me aún me quedan… ¿Alguien vino a esta tierra en
estas condiciones?, seguro que no; gracias a Dios en esta época del año los
corazones se ablandan, llevando una sonrisa a los niños que se contentan con un
barato o costosísimo juguete, un vaso de chocolate y su bizcochito de china.
FOTO: bloghospitalet.blogspot.com/2009_12_01
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